Las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes” Stephen Covey

Si hablamos de educación emocional no podemos obviar los valores de las personas. La sociedad actual está marcada por la incertidumbre, la volatilidad, la complejidad y el cambio. Si este cambio es vivido como una amenaza física o emocional, estamos activando continuamente nuestro sistema nervioso. Siendo conscientes de cómo los medios masivos de comunicación ejercen una mayor influencia en la formación de la conciencia, tanto a nivel individual como colectivo, es importante enfocar una mirada a la Educación Emocional como un camino a responder en el aumento de los problemas del estrés, déficit de atención, sobrestimulación, depresión, etc.

Las emociones ocupan un papel fundamental desde la infancia ya que presentan una función adaptativa y de conexión con nuestro organismo. Esta conexión se extiende y se aumenta al hacerse presente. Todas las emociones presentan algo en común: “su demencia”. Están compuestas por imágenes que no se pueden ver y por sonidos que no se pueden oír. Pues solo tienen sentido para su hacedor, ya que solo él las percibe. Es complicado mantener una emoción positiva en el tiempo, tan difícil como olvidar una emoción negativa. Las emociones son como las nubes que vienen y van de forma caprichosa, según las circunstancias de la vida. En realidad, las emociones, incluso las que nos resultan incómodas, son extremadamente útiles ya que contribuyen a nuestro desarrollo moral.

La educación emocional nos invita a hacer un viaje sobre el para qué y el cómo se canalizan estas experiencias a través de la educación. La Educación Emocional debe entenderse como la sesión interdisciplinar del área educativa encargada de afrontar los retos de la integración y trasmisión de valores.

La Dra. Mª del Carmen Díez, promotora del programa, EmocionaT-Familia nos invita a este viaje. El programa está dirigido a la convivencia de familias y pre-adolescencia. Se fundamenta en un recorrido interior que viaja desde la serenidad atenta, las fortalezas conscientes emocionales y la comprensión emocional hacia la gestión de la voz interioren entornos “naturales”.

A continuación se muestra, de forma breve, el viaje de EmocionaT-Familia.

Estación 1. Serenidad atenta: Los sonidos del silencio. Presentando atención de forma deliberada o intencionada en lo que está ocurriendo en el momento presente, sin juzgarlo. Nos ayudaremos de la reflexión y la escritura para dar voz a nuestra experiencia. Estación 2. Fortalezas conscientes emocionales. Realizaremos aquí un viaje emocional sin metas, solo siendo conscientes de cómo la persona se sirve de las emociones para su supervivencia. Estación 3. Conversaciones emocionales entorno a una mesa. En este pilar conversaremos saboreando y disfrutando de las experiencias que nos ofrece la vida, siendo más conscientes de ellas.

Los padres y la familia son los primeros agentes educativos y socializadores de los niños. La Educación y Acompañamiento Emocional comienza en el hogar. El estilo de vida promueve una gran diversidad de distracciones y ello va en detrimento de la comunicación en el ámbito emocional. Los niños van madurando emocionalmente a medida que los adultos les enseñan y practican con ellos. En muchas ocasiones el intenso desarrollo social e intelectual puede eclipsar los fenómenos afectivos.  Ahora bien, cada vínculo que iniciamos desde nuestra etapa infantil, va agregando más “ápices” a nuestro carácter, actitudes, entre otras; he ahí la importancia de la Educación Emocional en familia para generar así un entorno consciente y amable,  donde se creen y desarrollen vínculos de amor.